miércoles, abril 09, 2008

LAS MARAVILLAS DE DIOS.

Muchas veces nos cuesta tanto detenernos a pensar que Dios tiene su plan perfecto para cada uno de nosotros, y creemos que escapamos de la perfecta voluntad de Dios al ir en picada y pecar casi por deporte. Sin casi darnos cuenta retrocedemos a nuestra historia pasada y ahy satán aprovecha de hacer de las suyas con nosotros llegando casi ahaa creer todo lo que el nos dice. Ahora, no es necesario que suba desde el mismísimo infierno para que nos hable, sino nos habla por medio de todos los medios habidos y por haber, el toca nuestra debilidad. Pero hay una maravillosa historia que relata la biblia, que si no fuera porque está en ella, no seríamos capaces de creerla, es casi una historia digna de de un Oscar al mejor gionista. La biblia relata que había un hombre de 100 años de edad cuando su esposa dió a luz un hijo que le pusieron por nombre Isaac. Pero Dios quizo probar a su siervo Abraham y le dijo que debía entregar en sacrificio a su hijo. La biblia no describe los sentimientos que en aquel momento sentió Abraham, pero no cuesta imaginar tener que matar a su hijo porque a Dios se le orurrió derrepente. "es como que Dios te diga anda y mata a tu familia porque las quiero tener cerca de mí aquí en los cielos" es algo que no cualquiera se atrevería a hacer, y por sobre todo, imagínense a la pobre mujer que parió ese crío llorando y queriendo matar antes a Abraham por aceptar la locura de sacrificar a su hijo. Bueno, la biblia no se refiere a Sara (esposa de Abraham)cuando se le ordena sacrificar a Isaac, pero basta solo con pensar que pasaría por la mente de una madre en aquel contexto. Bueno, Abraham no escatimó nada y se dirigio con su hijo y dos de sus siervos al lugar donde Dios le indicaría que debía hacer el sacrificio. Abraham vió el lugar desde lejos y partió con su hijo Isaac y todos los instrumentos para realizar el holocausto dejando a los siervos a la espera. Cuando se acercaban al lugar Isaac saca de su repertoria intelectual una pregunta que descoloca a Abraham y le dice: Padre mío, tenemos el fuego y la leña, pero ¿donde está el cordero para el holocausto? como se le abra partido el corazón a ese padre que por un momento fue descubierto en su cruel misión de degollar a su hijo, pero el padre, con su corazón apretado, casi sin poder juntar palabra alguna le dijo sabiamente, Dios proveerá hijo, y creo que cayeron lágrimas de sus ojos que sin pronunciar palabras impactaron en el corazón de Dios a pesar del plan perfecto que el tenía. Llegaron al lugar indicado por Dios y Abraham preparó el altar, la leña y ató a Isaac que lo miraba con sus ojos empañados de lágrimas, puesto que había comprendido que el habría de ser el cordero a sacrificar, mientras que su padre lo miraba con esos que penetraban el sentimiento de un hijo y que sin hilvanar frase alguna, pedía perdón sin detención. Abraham levanta su mano que sujeta un cuchillo afilado sus ojos cerrados exclaman perdón a su hijo por aquel acto que quizás nunca debió aceptar, pasó por su mente aquel día en que Isaac nació, aquellos momentos donde salían al patio a jugar al fútbol, los almuerzos familiares donde Isaac era el centro de atracción, o cuando dió sus primeros pasos al caminar solo y tantos recuerdos que quedarán enmarcados como una linda vida. Pero había algo que tenía que entender Abraham, ¿Dios sería tan cruel para ordenar tan trágica y maldita misión? que movió a Dios hacer pasar tan dificultuosa prueba? el verscículo 11 lo indica. Dios habló a Abraham y le dijo que no extendiera su mano sobre su hijo, pues conocía el corazón de él y no rehuso a su hijo. Es por esto que Abraham al abrir sus ojos vió a un carnero pillado y comprendió el perfecto plan de Dios. Génesis 22 Espero que esta linda historia verídica puedo calar en sus corazones y hacerle entender que en la vida no solo existe el bien, que el mal está a nuestro a lado, pero que del otro lado está alguien que venció allí en la cruz y que debemos ser los últimos de la fila, aquellos que no son visibles a los ojos de las personas, que saludándonos ignoran que somos parte de este mundo, para que Dios ponga su todo donde no tenemos nada. Bendiciónes de Dios para tu vida. Samuel Hernández.